Pon mucha atención durante tu tour al Gran Cañón, puede que tengas la fortuna de observar algo que es visto por pocos ojos humanos. El 3 de Junio de 1903, el señor I. W. Stevens ha visto a un hombre salvaje en lo profundo del cañón. El hombre, que se había roto un brazo, decidió ir al río Colorado para pasar el rato pescando. Cuando descendió del bote miró un enorme pie descalzo en la arena, siguiendo el río encontró más huellas.
El tercer día en su tour por el Gran Cañón miró la cabeza de un hombre tras unas rocas en la parte norte del río. Miró a un hombre con largo cabello blanco que le llegaba a las rodillas, sin ropas y uñas largas de al menos dos pulgadas de largo, el cabello gris cubría su cuerpo. El extraño hombre se lanzó sobre él, por lo que I. W. Stevens levantó su rifle para dispararle, en ese momento un lince saltó hacia aquel ser y Stevens disparó al animal. Al cruzar el río, miró como el hombre bebía la sangre del lince, por lo que Stevens le gritó con fuerza.
Podemos preguntarle a nuestro guía del tour al Gran Cañón, ¿Sería un hombre perdido o un ser desconocido?
El hombre tenía cabello en su cuerpo y espacios sin cabello, reportaría posteriormente Stevens. Que no se quedó otra noche en esa zona por temor a aquel hombre-bestia que había visto. –“Cuando le grité, el ser corrió hacia la colina, sacudiendo su mazo y emitiendo el más espantoso alarido que yo haya escuchado jamás”- comentó Stevens. No se sabe si era hombre o bestia, pero al encararlo le ocasionó escalofríos, la experiencia más extraña que tendría en su vida.
Podemos tomar un tour al Gran Cañón y si somos valientes, ir al exacto lugar en el que se dio el avistamiento. Tal vez haya sido un hombre, por lo que no hay que temer, ya que el relato data de 1903 y seguramente ya habrá muerto… al menos que no sea un hombre.
Cuenta la leyenda que indios en pie de guerra con el hombre blanco, habían capturado a varios hombres por esas fechas, se dice que uno de ellos pudo haber escapado y enloqueció, quedando a vivir con las bestias, en las orillas del río Colorado. Durante su tour al Gran Cañón, Stevens miró que el ser tenía ojos verdes, su rostro quemado por el sol, lo que podría indicar que no era nativo de la región y de algún modo terminó viviendo allí. Hay varias historias de personas que pierden toda muestra de civilización y se tornan salvajes después de años de vivir desconectados de la civilización y en completa soledad.
Sea lo que sea, el incidente se ha convertido en leyenda que se le repite a todo aquel que está interesado en conocer la historia del hombre salvaje, tal vez incluso lo conozca en persona en su próximo tour al Gran Cañón.