Un tour al Grand Canyon hablaba sobre cómo el lugar llevaba millones de años allí, detenido en el tiempo, eterno, mirando cómo el resto del mundo cambia y se transforma mientras el Cañón del Colorado continúa impasible, inmutable en el transcurrir de los años. Pero como todo en la vida, ello se basa en una perspectiva que puede llegar a ser subjetiva.

En su nuevo libro, “The Grand Canyon: Entre el Río y el Risco” el fotógrafo Pete McBride muestra la belleza del Gran Cañón, hace un recorrido por sus profundidades de 6,000 pies y anchura de 10 millas, recuenta su historia geológica de millones de años, haciendo un tour por el Grand Canyon, tiene un solo comentario:“las cosas están cambiando”.

Su colección fotográfica es un reconocimiento a la tenacidad y perseverancia, recorrió 750 millas, muchas veces sin veredas ni caminos, con elevaciones verticales que representaban un reto para escalar, soportando los drásticos cambios de temperatura de 115 grados Celsius a temperaturas congelantes durante la noche. Mostrando una absoluta resolución, McBride sufrió de hipotermia y continuó, aún con agudos dolores de cabeza y náusea con riesgo de sufrir convulsiones o incluso de morir. Es muy distinto a lo que conoce el turista, a cualquier cosa que se pueda ver en un tour por el Grand Canyon, pero no es para cualquiera, más personas han pisado la luna que completado la travesía que McBride emprendió.

“La recompensa es maravillosa” comenta McBride, hay una naturaleza oculta para el que esté dispuesto de aceptar el reto físico que representa” McBride se considera un cronista, alguien que narra historias sin palabras, con sus fotografías. Fue en ese íntimo contacto con la madre tierra que entendió él mismo que la historia que estaba contando era una historia de cambio profundo. Su lente le llevó a un muy distinto tour del Grand Canyon, en el que descubrió que el río Colorado ya no llega al mar.

Comenzó a documentar los cambios que están sucediendo por la intervención del hombre, para generar conciencia. El cañón ofrece sitios de silencio absoluto, cada vez más escasos pero tan necesarios para la contemplación e introspección, por lo que se ha convertido en un enemigo del Grand Canyon Escalade, de su góndola y el complejo de entretenimiento que se planea entre el río Colorado y el pequeño colorado. Mantener la pureza y belleza natural se ha sido su misión primordial, mostrar a las personas que sólo existe un gran cañón y que este debe ser conservado; en palabras de Teddy Roosvelt en 1903, “Espero que no tengan ninguna edificación, no una cabaña de verano, ni hotel o cosa ninguna que opaque la gran belleza, su presencia sublime, bella quietud y belleza del Cañón. Déjenlo como está, no lo pueden mejorar. Los años han estado trabajando en él y el hombre solo puede empeorarlo” y es importante por ello que cuando se visite mediante un tour al Grand Canyon se respete, se recoja la basura y se evite contaminar el lugar para mantener por siempre un sitio que debe cuidarse para generaciones venideras.